miércoles, 13 de agosto de 2008
Jornadas andinas de literatura latinoamericana
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viernes, 8 de agosto de 2008
Atletas:
El próximo viernes es feriado, razón por la cual podríamos -si les parece- juntarnos el jueves para ver esa joya del cine nipón que se llama "After life".
La idea es que nos juntemos antes para que no nos echen de la sala de cine.
La pantalla y las butacas son bastante cómodas, hay cojincitos y se pueden echar en el suelo los que quieran estar más cómodos. También pueden traer un termo con té, o su lata de cerveza o un cooler color naranja lleno de paceñas y cuzqueñas o su petaquita y adentro se puede fumar y comer cabritas o nachos o lo que sea. Lo importante es que hagan algún apuntes o dejar que la película cuaje lentamente en su alma, fermente de a poco en sus excelsas sensilibidades de vates y trovatrices.
Así que el lunes lee Victor y Tte Yávar, pero el lunes también tenemos que ponernos de acuerdo para ver la peli entre todos. Los que no puedasn asistir, porfa traigan un DVD virgen.
¿Alguien me puede mandar todos los poemas de las imágenes?
Recuerden que la segunda vuelta es la de las pepas de oro y los diamantes, y leen varios en una sola sesión. Cuatro poemas, y los demás seleccionamos tres.
Saludos,
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El lelo (mendigo andante)
Le di una vuelta a la villa
la cerro 15, de calles flotantes
en aquellos años era la – 15,
la inflación corroe
“las putas perdían sus dientes de oro en los bares
como todos los días, observaba una bronca
todos salían del bar como moscas en caca fresca
se murmuraba una muerte, pensé en mis ariscas putitas,
las que amé, borracho y en mi mente
las que paseaban su culo como la Bolocco en los ochenta
entre bala y bala, los capos de la villa a alguien se hecharon
seguramente venganza, “así son los giles, movios por gueás del pasao”
pero el más gil pierde, y no hay más gil que quedarse parao
mirando la tole tole, y que te llegue un disparo en la guata
por fin llena de algo”.
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martes, 5 de agosto de 2008
Atletas: Beijing se acerca.
El viernes vamos a ver la película de Hirokazu Kore Eda. Tienen que hacer sus apuntes en la oscuridad de la sala de cine y luego ver cómo van a abordar un pequeño poema sobre la película.
Hay algunos que no pueden venir el viernes, Traigan dvd’s vírgenes el miércoles para realizar las copias respectivas.
El miércoles leen dos personas. Ya quedan muy pocos sin leer. La segunda ronda va a ser más rápida y más breve, con mirar a seleccionar dos o tres poemas de cada uno de ustedes.
Envíen a la bevedad la imagen más el texto,.
Espero que los roces --si los hubiere, yo les hago el quite-- sean acerca de los poemas y con miras a mejorarlos y disfrutarlos y explicarlos y entenderlos.
El viernes si quieren lleven -muy piola eso sí- alñgo para beber durante la función (sin aspavientos, piola, no está permitido pero pueden llevar sus cocacolas o sus latas o su petaquita, pero sin cuática).
Gonzalo Geraldo prometió un librito para fotocopiar, ojalá que lo traiga.
Saludos a todos,
g
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lunes, 4 de agosto de 2008
domingo, 3 de agosto de 2008
Notificación
Muchachos:
Como Germán viaja a México, gracias a una beca ganada, tendremos que recuperar clases. A petición de nuestro queridisisisisísimo profesor les pregunto si están de acuerdo con tener sesiones los días lunes, miércoles y viernes.
Les ruego comentar bajo este post sus apreciaciones al respecto.
Un abrazo a todos y nos vemos el lunes
A.
Por favor, si pueden, háganme llegar a mi o a Carlos las imágenes que van a utilizar para sus poemas, así las subimos al blog y todos podremos verlas.
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Ejercicios de Estilo
"En el transcurso de los años treinta, estuvimos escuchando juntos (Michel Leiris y yo) en la sala Pleyel un concierto en el que se interpretaba el Arte de la Fuga. Me acuerdo que lo seguimos muy apasionadamente y que, al salir, nos dijimos que sería muy interesante hacer algo de ese tipo en el plano literario (considerando la obra de Bach, no desde el ángulo del contrapunto y fuga, sino como construcción de una obra por medio de variaciones que proliferaran hasta el infinito en torno a un tema bastante nimio".
En efecto, fue acordándome de Bach muy conscientemente como escribí Ejercicios de Estilo, y muy en especial de esa sesión de la sala Pleyel; pero, ¿era, seguro, antes de la guerra? En cualquier caso, fue mayo del 42 cuando compuse los doce primeros (que, además, han quedado como los doce primeros del libro); pensaba limitarme a eso y titulé este modesto intento Dodecaedro, porque, como es sabido, ese bello poliedro tiene doce caras. El director de una revista muy distinguida que aparecía entonces en zona llamada libre mayo del 42 y que me había pedido un «texto», me devolvió el Dodecaedro con aire consternado, incluso diría con tristeza, como si hubiese querido jugarle una mala pasada.
Aquello no me impidió continuar; en agosto del 42, en noviembre del 42, en julio del 44, una docena más se añadió a Dodecaedro. En febrero de 1945, La Terre n'est pas une vallée de larmes, publicación surrealista y belga dirigida por Marcel Mariën, publicó nueve de ellos con el título Ejercicios de Estilo; una nota decía: «El autor piensa, de este modo, "tratar el mismo asunto". -un incidente real, por lo demás, y trivial- de un centenar de maneras diferentes. Seguramente esos cien capítulos idénticos en cuanto al tema no dejarán de provocar, leídos en hilera (sic), algún efecto en el lector.» Esta nota la había redactado yo, por supuesto.
En el transcurso de 1945, escribí otros dieciocho que aparecieron en diciembre del mismo año en Fontaine. En resumidas cuentas, en tres años, había redactado menos de cincuenta; todo el resto fue liquidado durante el verano de 1946 en Isle-sur-Sorgue. Me detuve en los noventa y nueve, juzgando satisfactoria la cantidad; ni tanto ni tan calvo: el ideal griego, vaya."
Raymond Queneau, 1963
Notaciones
En el S, a una hora de tráfico. Un tipo de unos veintiséis años, sombrero de fieltro con cordón en lugar de cinta, cuello muy largo como si se lo hubiesen estirado. La gente baja. El tipo en cuestión se enfada con un vecino. Le reprocha que lo empuje cada vez que pasa alguien. Tono llorón que se las da de duro. Al ver un sitio libre, se precipita sobre él.
Dos horas más tarde, lo encuentro en la plaza de Roma, delante de la estación de Saint-Lazare. Está con un compañero que le dice: "Deberías hacerte poner un botón más en el abrigo." Le indica dónde (en el escote) y por qué.
Relato
Una mañana a mediodía, junto al parque Monceau, en la plataforma trasera de un autobús casi completo de la línea S (en la actualidad el 84), observé a un personaje con el cuello bastante largo que llevaba un sombrero de fieltro rodeado de un cordón trenzado en lugar de cinta. Este individuo interpeló, de golpe y porrazo, a su vecino, pretendiendo que le pisoteaba adrede cada vez que subían o bajaban viajeros. Pero abandonó rápidamente la discusión para lanzarse sobre un sitio que había quedado libre.
Dos horas más tarde, volví a verlo delante de la estación de Saint-Lazare, conversando con un amigo que le aconsejaba disminuir el escote del abrigo haciéndose subir el botón superior por algún sastre competente.
Vacilaciones
No sé muy bien dónde ocurría aquello... ¿en una iglesia, en un cubo de la basura, en un osario? ¿Quizás en un autobús? Había allí... pero, ¿qué había allí? ¿Huevos, alfombras, rábanos? ¿Esqueletos? Sí, pero con su carne aún alrededor, y vivos. Sí, me parece que era eso. Gente en un autobús. Pero había uno (¿o dos?) que se hacía notar, no sé muy bien por qué. ¿Por su megalomanía? ¿Por su adiposidad? ¿Por su melancolía? No, mejor... más exactamente... por su juventud, adornada con un largo... ¿narigón? ¿mentón? ¿pulgar? No: cuello; y por un sombrero extraño, extraño, extraño. Se puso a pelear -sí, eso es-, sin duda con otro viajero (¿hombre o mujer?, ¿niño o viejo?) Luego eso se acabó, concluyó acabándose de alguna forma, probablemente con la huida de uno de los dos adversarios.
Estoy casi seguro de que es ese mismo personaje el que me volví a encontrar, pero ¿dónde? ¿Delante de una iglesia? ¿delante de un osario? ¿delante de un cubo de la basura? Con un compañero que debía de estar hablándole de alguna cosa, pero ¿de qué? ¿de qué? ¿de qué?
Retrógrado
Te deberías añadir un botón en el abrigo, le dice su amigo. Me lo encontré en medio de la plaza de Roma, después de haberlo dejado cundo se precipitaba con avidez sobre un asiento. Acababa de protestar por el empujón de otro viajero que, según él, le atropellaba cada vez que bajaba alguien. Este descarnado joven era portador de un sombrero ridículo. Eso ocurrió en la plataforma de un S completo aquel mediodía.
Punto de vista subjetivo
No estaba descontento con mi vestimenta, precisamente hoy. Estrenaba un sombrero nuevo, bastante chulo, y un abrigo que me parecía pero que muy bien. Me encuentro a X delante de la estación de Saint-Lazare, el cual intenta aguarme la fiesta tratando de demostrarme que el abrigo es muy escotado y que debería añadirle un botón más. Aunque, menos mal que no se ha atrevido a meterse con mi gorro.
Poco antes, había reñido de lo lindo a una especie de patán que me empujaba adrede como un bruto cada vez que el personal pasaba, al bajar o al subir. Eso ocurría en uno de esos inmundos autobuses que se llenan de populacho precisamente a las horas en que debo dignarme a utilizarlos.
Otro punto de vista subjetivo
Había hoy en el autobús, a mi lado, en la plataforma, uno de esos mocosos de los que no abundan afortunadamente porque si no, acabaría por matar a uno. Aquél, un muchacho de unos veintiséis o treinta años, me irritaba especialmente, no tanto a causa de su largo cuello de pavo desplumado como por la clase de cinta de su sombrero, cinta reducida a una especie de cordón de color morado. ¡Jo!, ¡el cabrón! ¡Cómo me cargaba! Como a esa hora había mucha gente en nuestro la autobús, aprovechaba los empujones de costumbre a las subidas o bajadas para hincarle el codo en las costillas. Acabó por largarse cobardemente antes de que o me decidiera a pisotearle un poco los pinreles para jorobarlo. También le hubiera dicho, para fastidiarlo, que a su abrigo demasiado escotado le faltaba un botón.
Propaganda editorial
En su nueva novela, tratada con el talento que le caracteriza, el célebre novelista X, a quien debemos ya tantas obras maestras, se ha esmerado en presentar únicamente personajes muy matizados que se mueven en una atmósfera comprensible para todos, grandes y chicos. La intriga gira, pues, en torno al encuentro en un autobús del héroe de esta historia con un personaje bastante enigmático que se pelea con el primero que llega. En el episodio final, se ve a ese misterioso individuo escuchando con la mayor atención los consejos de un amigo, modelo de elegancia. El conjunto produce una sensación encantadora que el novelista X ha cincelado con notable fortuna.
Ignorancia
Yo, no sé qué quieren de mí. Pues sí, he cogido el S hacia mediodía. ¿Que si había gente? A esa hora, por supuesto. ¿Un joven con sombrero de fieltro? Es muy posible. Aunque yo no miro descaradamente a la gente. Me importa un pito ¿Una especie de galón trenzado? ¿Alrededor del sombrero? Comprendo, una curiosidad como otra cualquiera, pero, desde luego, no me fijo en eso. Un galón trenzado... ¿y se habría peleado con otro señor? Cosas que pasan.
Y, además, ¿tendría que haberlo vuelto a ver otra vez una o dos horas más tarde? ¿Por qué no? Hay cosas aún más raras en la vida. Precisamente, recuerdo que mi padre me contaba a menudo que...
Versos libres
El autobús
lleno
el corazón
vacío
el cuello
largo
el cordón
trenzado
los pies
planos y aplanados
el sitio
vacíoy el inesperado encuentro junto a la estación de mil luces apagadas
del corazón, del cuello, del cordón, de los pies,
del sitio vacío
y de un botón.
Amanerado
Eran los aledaños de un julio meridiano. El sol reinaba con todo su esplendor sobre el horizonte de múltiples ubres. El asfalto palpitaba dulcemente, exhalando ese tierno aroma de alquitrán que origina en los cancerosos ideas a la par pueriles y corrosivas sobre el origen de sus dolencias. Un autobús, de librea verde y blanca, blasonado con una enigmática S, vino a recoger, junto al parque Monceau, un pequeño pero agraciado lote de viajeros candidatos a los húmedos confines de la disolución sudorípara. En la plataforma trasera de esta obra maestra de la industria automovilística francesa contemporánea, donde se amontonaban los transbordados como sardinas en lata, un pillastre que frisaba la treintena y que llevaba, entre un cuello de una longitud cuasi serpentina y un sombrero cercado por un cordoncillo, una cabeza tan sin gracia como plúmbea, alzó la voz para lamentarse, con amargura no fingida y que parecía emanar de un frasco de genciana, o de cualquier otro líquido de propiedades semejantes, de un fenómeno consistente en empujones reiterados que, según él, tenían como causante a un cousuario presente hic et nunc de la S. T. C. R. P. y le dio a su lamento el tono agrio de un viejo vicario que se hace pellizcar el trasero en un mingitorio y que, por excepción, no le apetece en absoluto tal delicadeza y no entra por uvas. Pero, al descubrir un sitio libre, se lanza en pos de él.
Más tarde, cuando el sol había bajado ya algunos peldaños de la monumental escalera de su parada celeste, y cuando de nuevo me hacía vehicular por otro autobús de la misma línea, observé al mismo personaje descrito anteriormente moviéndose en la plaza de Roma de forma peripatética en compañía de un individuo eiusdem estofae que le daba, en esta plaza consagrada a la circulación automovilística, consejos de una elegancia tal que no iba más allá de un botón.
Filosófico
Sólo las grandes ciudades pueden presentar a la espiritualidad fenomenológica las esencialidades de las coincidencias temporales e improbabilísticas. El filósofo que sube a veces en la inexistencialidad fútil y utilitaria de un autobús S puede percibir en él con la lucidez de su ojo pineal las apariencias fugitivas y decoloradas de una conciencia profana afligida por el largo cuello de la vanidad y por la trenza sombreril de la ignorancia. Esta materia sin verdadera entelequia se lanza a veces con el imperativo categórico de su impulso vital y recriminatorio contra la irrealidad neoberkeleyana de un mecanismo corporal inapesadumbrado de conciencia. Esta actitud moral arrastra al más incosciente de los dos hacia una espacialidad vacía donde se descompone en sus átomos elementales y ganchudos.
La indagación filosófica prosigue normalmente con el encuentro fortuito pero anagógico del mismo ser acompañado de su réplica inesencial y costurera, la cual le aconseja nouménicamente transponer al plano del intelecto el concepto de abrigo situado sociológicamente demasiado bajo.
Modern Style
En un ómnibus, una mañana, hacia mediodía, me fue dado asistir a la pequeña tragicomedia siguiente. Un petimetre, aquejado de un largo cuello, y, cosa extraña con un cordoncillo alrededor del bombín (moda que hace furor, pero que yo repruebo), pretextando de pronto una gran prisa, interpeló a su vecino con una arrogancia que disimulaba mal un carácter probablemente pusilánime y lo acusó de pisotearle de forma sistemática sus escarpines de charol cada vez que subían o bajaban damas o caballeros dirigiéndose a la puerta de Champerret. Pero el gomoso no aguardó en absoluto una contestación que sin duda le hubiese llevado al campo del honor y trepó raudo a la imperial donde le esperaba un sitio libre, pues uno de los ocupantes de nuestro vehículo acababa de posar su pie sobre el blando asfalto de la calzada de la plaza Pereire.
Dos horas más tarde, al encontrarme sobre la misma imperial, observé al pisaverde del que os acabo de hablar, que parecía disfrutar sobremanera con la conversación de un joven currutaco que le daba consejos superchic sobre la forma de llevar la esclavina en sociedad.
Injurioso
Tras una espera repugnante bajo un sol inaguantable, acabé subiendo en un autobús inmundo infestado por una pandilla de imbéciles. El más imbécil de estos imbéciles era un granuja con el gañote desmedido que exhibía un güito grotesco con un cordón en lugar de cinta. Este chuleta se puso a gruñir porque un viejo chocho le pisoteaba los pinreles con un furor senil; pero enseguida se arrugó largándose a un sitio vado todavía húmedo del sudor de las nalgas de su anterior ocupante.
Dos horas más tarde, qué mala pata, me tropiezo con el mismo imbécil que charra con otro imbécil delante de ese asqueroso monumento llamado la estación de Saint-Lazare. Parloteaban a propósito de un botón. Me digo: aunque se suba o se baje el forúnculo, mona se quedará, el muy requeteimbécil.
Distingo
Por la mañana (y no por Ana la maña) viajaba en la plataforma (pero no formaba en la vieja plata) del autobús (no confundir con el alto obús), y como estaba llena (no me como esta ballena) la masa chocaba (y no la más achochada). Entonces un jovencito (y no cito un joven) extravagante (no vago estragante) se dirigió (aunque no digirió) a un sujeto (pero no atado) pacífico (no Atlántico) enojándose (no desojándose) porque éste (no Oeste) le pisaba el pie (no le pispaba el bies).
Al cabo del rato (y no al rabo del gato) yo vi al tonto (no llovía a lo tonto) en San Lázaro (no el de Tormes) conversando con un amigo (no amigando con un converso) más meticuloso (mas no supositorio) en temas de indumento (y no mento más té hindú).
(1) Ediciones Catedra, S.A.,1999.
(*) Raymond Queneau (El Havre,1903-París, 1976) fue licenciado en filosofía, escribió poesía, novela y ensayo. De 1924 a 1929 su obra se encuadra en el movimiento surrealista; posteriormente pasó por un periodo de preocupaciones de orden existencial y, por último, fundaría un lenguaje nuevo y original, que recuerda un poco al de Joyce, del que forman parte la fantasía, el humor, el argot y el inagotable caudal de interpretaciones al que conduce la polisemia lingüística. En 1938 comenzó a colaborar en la Encyclopédie de la Pléiade, cuya edición coordinó durante 20 años (1955-1975), y en 1951 fue elegido miembro de la Academia Goncourt. Entre su obra destacan: Le grama (1933), en la que aparece ya la preocupación lingüística que sería determinante en toda su obra, Ché"ne et chien (Roble y perro, 1937), escrita en verso y de trasfondo autobiográfico, Pierrot, amigo mío (1942), con el que rinde homenaje a la retórica clásica, Los hijos del viejo limón (1938), Siempre somos demasiado buenos con las mujeres (1947), Zazie en el metro (1959), que un año más tarde fue llevada a la pantalla por L. Malle, El diario íntimo de Sally Mara (1962) y El vuelo de Ícaro (1975); y entre sus libros de poesía: Bucólicas (1947), Pequeña cosmogonía portátil (1949-1950), de carácter paródico, la recopilación Cien mil millones de poemas (1961) y Moral elemental (1975). Pero la fama literaria de Queneau se debe, sobre todo, a su obra experimental Ejercicios de estilo (1947). Fue fundador, junto a otras iniciativas, del grupo OLIPO ("Taller de Literatura Potencial"). No es fácil encontrar en nuestro ámbito cultural escritores de talante tan sugestivo.
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sábado, 2 de agosto de 2008
Apuntes
- En Imboden padre hay que aglutinar, condensar un poquito los versos
- El orden tiene que tener los más introductorios al principio, el del bar (yávar) está bueno quizás para empezar.
- Falta matar al personaje Jonás, el tío.
G.
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viernes, 1 de agosto de 2008
Marineros y marineras:
El plazo definitivo para los poemas de Villa cerro 15 es el lunes 4 de agosto.
el que entrega, bien; el que no, queda fuera del barco a expensas de los tiburones.
recuerden por favor: lunes 4 de agosto.
el plazo para el poema basado en la imagen fotográfica o pictórica es el lunes 11 de agosto.
tienen que comenzar a enviar los dos mejores poemas de cada uno ( o las dos mejores páginas de cada uno) para recibir las sugerencias de los demás y para completar una estructura de libro que va a consistir en
poemas de ustedes (2, más o menos)
cerro15 (lee masters)
poemas sobre imágenes
poemas sobre after life de hirokazu kore eda
con los poemas que lleguen dentro de esos plazos trabajaremos. necesitamos apurar un poco los nudos del derrotero.
si encuentran algo de Denise Levertov, denle una mirada o súbanlo al blog. vamos a revisar algunas cosas sobre oficio y poética de ella
saludos a todos desde cubierta,
último grumete
(G)
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DANIEL DARKO
Soy Charles Manson y ya es hora de la verdad. Villa Cerro 15 nunca nació de una biografía imaginaria, sólo de algunas lecturas negras con la compañía del mejor amigo del hombre: Cerbero. Ser hijo ilegítimo de una prostituta es un privilegio aquí en Babilonia, y aún no me refiero a las voces. Mi madre cuando casi conoció la destrucción ficticia me confesó que los leprosos de esta caverna han dejado una marca en mi frente,
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Jonás , el tío.
FALTA MATAR AL PERSONAJE (REVISAR SPOON RIVER)
Domingo por la tarde
en la calle Santa Maria ,
días de verano;
los grifos abiertos
y las patas mojadas
los muchachos en el barro
los cuerpos delgados
los muslos fuertes
las narices sucias
Los pantaloncillos cortos,
deseando,
deseándolos, y
deseándose.
Fui el público, la barra, la bulla,
el tío, el compañero y el maestro;
y por dentro,
la bestia, el violador, el enfermo, el impúdico
en secreto
hasta el día,
en que me robé la boca de Manuel ,
Y lo espere
en la esquina, junto el almacén
con los labios apretados, y con la más dulce
colonia inglesa.
Pequeño muchacho de piel blanca de luna,
tan frágil que me saliste,
cuando te monte encima,
te derrumbaste como cristal;
creí que era un juego de esos que inventábamos ,
mientras te ponías tus calcetas para el partido,
creí que era un juego cuando gritabas.
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La Carola
Aquí yace la más linda,
la cariñosa
la reina.
Así debía ser nomás.
Los hombres me miraban,
Las mujeres me envidiaban.
Diosa entre los puestos de fruta
sola entre miradas curiosas.
al caminar en la oscuridad de Cerro Quince.
Cerca del bar de Don Oscar y la esquina
en donde la Galaxia y la María se peleaban a los clientes.
Un hombre
-¿tení fuego?-
Su rostro se desfigura al ver el mío,
sus ojos se inyectan en sangre;
cuatro disparos en mi espalda
calmaron su ira.
Seis metros bajo tierras baldías
sepultaron mi dignidad.
Nunca me olvidarán.
Hasta me proclamaron "Milagrosa".
Un diminuto altar
en el lugar donde sucumbí
reemplazaba mi cuerpo
junto a imágenes, velas
y un Cristo
Sí, Cristo: el mismo que me envió
a vivir encerrada en un cuerpo erróneo
y me obligó a convivir
entre
INFIERNOS.
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Arturo Domínguez
Es cierto, yo fui ese viejo de la Cerro 15.
Nunca me vieron saludar a algún vecino, y aquello jamás me importó.
Por mi, que el barrio hubieses sido terreno de ensayos nucleares.
Lástima que eso nunca sucediera.
Nunca estas calles mugrientas se convirtieron en cenizas.
Nunca barrieron con los borrachos que en los veranos se robarán la sombra del que fue mi árbol.
Nunca eliminaron a los Kevin, Jonhantan, Allison y Yasmines.
Nunca quemaron viva a la puta María , esa hedionda que le abría las piernas hasta a los quiltros.
Nunca metieron presos a los traficantes y nunca le dispararon
aunque sea de pura casualidad, a ese idiota de apellido Poblete.
Nunca le prohibieron al zapatero y a la costurera seguir con sus negocios,
nunca clausuraron los almacenes, bazares y ferias libres para construir
por fin
un mall en el terreno eriazo donde está la animita de La Carola.
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Camilo Imboden
“Un hombre mató a su hijo y luego se intentó suicidar”
Diario comunal
Me buscaste en la escuela
Estabas nervioso
cuando ya era de noche
me arropaste
dijiste: — buenos noches hijo
mañana estaremos con tu madre —
tenía solo ocho años y soñé:
burbujas de colores
salían de mi cuerpo
zumbidos, televisores sin señal
alguien lloraba
en la casa de los mongolos.
mis juguetes se perdían para siempre
pero yo reía, imaginaba cada letra
de la palabra movimiento
cubierta, protegida.
Y de pronto el click
accionaste la pistola
la metiste en mi frente
primero el impacto
después el ruido
no alcance a despertar
caíste y seguí levantándote
con mis manos de niño
el hambre arrulladora
por tener un padre
quedé en posición fetal
me tome de los brazos
ya era todo de luz
no hubo dolor.
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Imboden Padre
Nooo
Lo siento
Abro la boca
No siento oxigeno
No siento tu olor, a piel húmeda
Lo siento
En mis bolsillos
Lo siento
No hay algo más que pelusas
Lo siento
No siento
Tengo a cargo
Mi vida y otra
Me corrompe mi sueño
Que es más importante
Que mi propio latido
Es más esencial que el desayuno
Que no estuvo presente
A la salida del sol
Lo siento
No te siento
Te espere
Como lo habías prometido
Nunca llegaste
Caídas sin levantarme
Lo siento
Te necesito a mi lado
Nuestra familia será codiciada
Como la sobra te codicio a ti
Nuestras sonrisas
Se volverán a unir
Seremos 3
Ojalá 4
Pienso en nuestro futuro próximo
Te llevare sin darte cuenta
Cierra los ojos
Ciérralos ya
Que no soporto
Tu hambre en mis oídos
Lo siento ya ¡
No habrá dolor
No habrán cicatrices
Ni recuerdos
Te lo prometo
Estaremos ahí
Solo en un clic
No me impacientes
Sonrisa de ángel
Con tus alaridos
De estomago de paredes unidas
No digas más
¡Silencio!
Necesito concentración
Solo un clic
Estaremos ahí
Cuando caiga
El brillo
Y salga la sombra
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Doña Cecilia
Le dí mi vida con sangre y dolor.
exhalé mis sueños en su oído mientras dormía.
Sudé día y noche para que él pudiera ser mejor.
Dejé que construyera su vida en los restos de la mía.
Sin embargo un día acepté la realidad de golpe,
unos tacones blancos caminando seguros
derrumbaron todos los castillos en el aire.
Luego te eché, lloré, maldije al mundo
y seguí llorando mientras rezaba por tí
por mí
por tí.
No volviste a mirarme al otro día,
a la otra semana,
al otro mes.
El bar se volvió mi casa.
Todo se sucedió tan rápido.
Cuatro disparos me despertaron,
tres noches no dormí,
dos vidas se perdieron
y una vela quemó mi orgullo.
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Maria Seleparecía, prostituta
Me volví verdadera solo porque el disimulo se tornó infinito
nací con abundancia de líbido en los huesos
surgí prostituta por un exceso de pobreza en los ojos.
Al principio
Imitaba a Galaxia, la otra puta hija de mi papá,
también, como ella, yo les advertía no besarme la boca
el beso debía seguir siendo algo verdadero
(así pasa cuando se negocian sentimientos)
Pero al final
Nadé tan profundo en todo lo falso de la piel
que emergí del otro lado de las cosas.
Ese día me volví un ser humano, te lo juro
enamorada de mi hasta perderme
Lo malo que tenía que ser el final
ese día.
Ahora estoy muerta.
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Etiquetas: C15 Maria Seleparecía prostituta
Zulemita
Fui yo don Florindo
el mongolo maker
de la Villa Providencia.
—De tanto tirarte a tu hija
te atormentarán los monstruos— decían
pero lo único monstruoso
fue la muerte de mi mujer
y lo horriblemente mal que tiraba mi hija.
Un idiota por llanto
y tres llantos
libraba Zulemita:
por el puto pater familia
por la mater puta dolorosa
y por la muerte puta
que la despreciara antes y después
de cada una de mis visitas
n o c t u r n a s.
Tres monstruos por llanto
suerte la mia
que no llorara más de tres veces
1
Carola, la mayor, mi hija nieta
fue mongólica pero caliente.
Suerte la nuestra
que le sacaran el útero.
Desde entonces
Zulemita está tranquila
loca, pero tranquila (ya no la visitaba por las noches)
y Carola, mi hija nieta
me obedecía (me recibía) sin reparos.
2
Cristián, el del medio, mi hijo nieto
fue mongólico pero tranquilo.
Suerte la nuestra
que le diera epilepsia
y que muriera de un solo golpe
en la cabeza
que se diera
tras un desmayo.
Zulemita ya estaba loca
nunca
se dio cuenta de nada.
La pobreza nos embargaba.
A buena hora hubo
una boca menos que alimentar.
3
Zulemita, la menor, mi hija nieta
la llamé como su abuela y su madre hermana.
Ella fue mi tontita regalona.
fue mongólica pero mimada
porque, ya viejo
no podía tocarla de otra forma
entonces la acariciaba
hasta que la muy perra
se vengara
por su abuela y su madre hermana,
volteándome una olla de agua hirviendo
mientras dormía en mi cama.
Lo último que vi
mientras agonizaba
fue a Zulemita
que gritaba su nombre
el mismo nombre
que tantas veces
lo hice
mío.
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Juan Bravo (El Carnicero)
A los once me agarre a una gallina
a los diecisiete me pesque el ganado
mi padre me sorprendió y me arrojo a la calle
Así llegue a la Villa Cerro 15 a trabajar
como ayudante de carnicero
fui el mas hábil del lugar
y lo que mas me gustaba era:
1-estrujar intestinos
2-sacar pedacitos de grasa.
Usted me decía: quiero filete
y yo filete desgarraba
Usted me decía: cuarto de posta molida
y yo molía cuarto de posta
Tenía una rabia tan grande como un sol
si, yo tenía una rabia sola
Así que corté para matar angustias
imaginaba en el trabajo que
arrancaba las criadillas de mi padre
la pana del jefe o el corazón
de la chancha Juana de la esquina
entre otros
en un descuido me rebane el pulgar
la muerte fue desde adentro para afuera
así es la muerte digo yo.
Se inflo la mano, el brazo
luego ardía la garganta
clave el cuchillo
intentado deshinchar las entrañas
sangre brotaba blanca
burbujas en la boca
un cordón grueso de grasa se extendía
de la nuca a los pies
bilis en el piso
la herida no sanaba
y una costra que crecía
Pasaron semanas y me dije a mi yo:
no soy de los que gritan
¡Yo aguanto!
Entonces habló mi carne, si, mi carne como la única voz
toda la villa olio a tripas
mi cuerpo fue encontrado rodeado de larvas y moscas
ese fue el velorio de insectos en dos semanas
tuvieron que venir muchos vecinos para levantarme
estaba pegado a las sabanas así que me envolvieron
me arrastraron hacia la entrada y me echaron a un baúl.
"Padde nueno quehtas en dos diedos
dandivicado dea tdu nomde..."
Repitieron siete u ocho veces la oración
mientras me acarreaban al basural
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Etiquetas: C15 Juan Bravo (El Carnicero)
SERGIO LOPEZ
Aquí yace mi cuerpo olvidado así me pagan
nunca hubo una palabra de agradecimiento para quien hizo de Cerro 15
una villa pacifica y segura.
En nuestro barrio nunca se registraron asaltos, robos o asesinatos
ninguna puta trabajaba más de la cuenta…
jamás fue esta villa posadero de mafiosos y cafiches
siempre tuvimos los mas altos porcentajes de empleo
y nuestras cárceles rehabilitaban a cuanto presos caía.
Levante cuanto edificio pude;
Escuelas, bibliotecas, hospitales, manicomios, parques,
asilos, discotecas y el más grande de los cementerios
Si, el más grande de los cementerios…
cementerio que después de una lluvia de piedras
propinadas por quienes me eligieron (malditos malagradecidos)
inauguré con los huesos que se pudren en mi tumba
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Etiquetas: C15 SERGIO LOPEZ
Oscar, Dueño del Bar
Tenía el mejor bar de la villa cerro 15
y fui padre de dos hermosas criaturas
cuyos nombres ya no importan porque ahora
se hacen llamar Galaxia y Maria, las dos Putas.
Podría hablarles de sus desventuras
pero esa también es otra historia.
Mi bar estaba lleno de glamour y sofisticación
lleno de gente con trajes italianos
igual que los clubes que frecuentaban los mafiosos de mis películas favoritas
Al Capone, Carlito Brigante, Donnie Darko, Carlitos Way,
¡genios criminales, puro estilo!
No como los fanfarrones que vienen a revender
unos cuantos gramos de droga cortada.
De una subasta ilegal, me trajeron
el mismo encendedor que usaba El Padrino
(sabiendo que era falso, pero para mantener encendida
la ilusión del glamour, lo compré)
Era de plata, pesado, brillante y hermoso.
El mismo encendedor que nunca fallaba
y que caía en cámara lenta
Tenia claro que alguna vez la policía encontraría
mi boliche camufla
En aquel caso, terminaría por quemarlo todo
pero nunca pensé que se adelantarían a mis pasos
ni que el bar se convertiría en mi propia urna.
Nunca supe quien fue, pero si supe…
que mi encendedor cayó en cámara lenta
y sin apagarse,
no al menos hasta terminar con la ultima ceniza.
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Etiquetas: C15 Oscar Dueño del Bar
Rodrigo Riquelme “ El celeste”
Bebiendo en el bar de Oscar
me encontré con Pablito a mi lado
tenía cara de calavera y no podía más.
Le bastaba compartir a las estrellas todas las noches,
mas no a Galaxia. Supe a quien se refería.
A este cabro lo conocí de pequeño
cuando le daba algunas monedas.
Aún no veía humo ni se distorsionaban los trazos de las formas,
supongo que estuve cuerdo
y cuerdo le dije que le dijera:
"o dejas ese trabajo de mierda o te mato"
y le pasé mi navaja de filo cuando ya no estuve tan cuerdo.
El tiempo lo vertió todo en mi vaso de vino vacío.
Pablito se desvaneció de mi lado.
Me había dicho que iba donde Galaxia
y mi mente cinematográfica reprodujo a ese hombrecillo
entrando a la remolienda, deleitándose con la piel de la putita,
Al día siguiente lo vi; me devolvió el cortante
con su hoja reluciendo húmeda y rosada
pero de la putita no he sabido ni le pregunté nunca más.
Creo que hoy al fin la veré.
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Etiquetas: C15 R. Riquelme “ El celeste”