Aquí yace la más linda,
la cariñosa
la reina.
Así debía ser nomás.
Los hombres me miraban,
Las mujeres me envidiaban.
Diosa entre los puestos de fruta
sola entre miradas curiosas.
al caminar en la oscuridad de Cerro Quince.
Cerca del bar de Don Oscar y la esquina
en donde la Galaxia y la María se peleaban a los clientes.
Un hombre
-¿tení fuego?-
Su rostro se desfigura al ver el mío,
sus ojos se inyectan en sangre;
cuatro disparos en mi espalda
calmaron su ira.
Seis metros bajo tierras baldías
sepultaron mi dignidad.
Nunca me olvidarán.
Hasta me proclamaron "Milagrosa".
Un diminuto altar
en el lugar donde sucumbí
reemplazaba mi cuerpo
junto a imágenes, velas
y un Cristo
Sí, Cristo: el mismo que me envió
a vivir encerrada en un cuerpo erróneo
y me obligó a convivir
entre
INFIERNOS.
viernes, 1 de agosto de 2008
La Carola
Publicado por Anónimo en 9:49
Etiquetas: C15 La Carola
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