sábado, 26 de julio de 2008

PUNCTUM - Martín Gambarotta


1

Una pieza

donde el espacio del techo es igual

al del piso que a su vez es igual

al de cada una de las cuatro paredes

que delimitan un lugar sobre la calle.

La bruma se traslada a su mente

vacía, no sabe quién es y el primer

pensamiento "un perro que se da cuenta que es perro

deja de serlo'' vuelve a formar parte

del sueño pero aparece, difusa,

la maceta: una pava abollada con plantas

en el centro de la mesa: dos caballetes

sosteniendo una tabla de madera

--entonces está despierto.

Las manchas de óxido en el cielo--

el color de la luz sobre las cosas, el cielo

que se retrae y es óxido borroneado

entre sus ojos y cae dormido de nuevo, pero aparece

un orden en la materia despierta.

La ubicación lúcida

del lugar en el día, el ruido,

el cuerpo latiendo,

la ruina de una idea que corre

por una red de nervios,

palabras de acero

contenidas en un soplo:

un orificio cabeza de alfiler

en una cavidad del corazón.


El resto en: http://www.fogwill.com.ar/punctum.html

viernes, 25 de julio de 2008

Un día Oropélida decidió tirar la casa por la ventana. Varios vecinos murieron bajo el peso de las cacerolas. Y cuando lanzó el lavarropas se derribó un pino sobre una casa. El barrio fue declarado en emergencia.
Oropélida se salvó de ir a la cárcel alegando problemas psicológicos pero nunca escarmentó.
Nadie se explica por qué en días de luna llena aparece en la vereda un trapito rejilla
nuevo.


Yo vi una noche a Oropélida inmersa en su rito:

se perfuma despiadadamente

desnuda, sale al balcón

mira sin mirar

tira algo

propio o ajeno

(si es querido mejor)

cierra los ojos para no sentir vértigo

y se ratifica que

ningún acto de amor

es posible.

Que nada nos mire.
Que nada nos vea.
Que nada nos toque.

Que nada nos mire.
Que nada nos vea.
Que nada nos toque.

Que nada nos mire.
Que nada nos vea.
Que nada nos toque.


Que las cabezas de los vecinos

caigan.

Que los vecinos no tengan cabeza.

Que las cabezas de todos los vecinos se sienten a la mesa.

Que todas las cabezas se amen y hablen de mí.


Que sólo coman dulce de naranjas


amargo

y un ají


picante.

DEL LIBRO “LA PERVERSIÓN” (inédito)


Una madrugada, mientras transitábamos una ruta cordobesa, Pupé y Oropélida convocaron a un gran genio mono.
El genio era muy bueno y se divertía con nosotros. Levantaba torpemente en el aire, con sus garras peludas, el cochecito en el que íbamos.
Concedía
todo lo que le era pedido.
Aunque Pupé estaba realmente asustado, como es muy respetuoso, no decía nada y dejaba caer los párpados cuando el genio lo miraba. En cambio Oropélida no paraba de pedir incluso en otros idiomas. Se había puesto un bonete y los miembros de su cuerpo terminaron enredándose con sus propias palabras, convirtiéndose en una araña verde venenosa
pero graciosa.
Así seguimos durante días en ese vaivén y yo no hacía más que vomitar.
Gracias al genio conseguimos tener un Citroën azul, uno rojo y uno amarillo.
Hasta que un día comenzó a llover y Oropélida a reclamar en sueños, debajo de su baba transparente, autos y más autos.
El genio, que era alérgico y sensible, se deprimió y como ya no podía responder, salió corriendo bajo la lluvia y en un arroyuelo cordobés se suicidó.

Poética

Entiendo a la poesía como una forma de meditación.
Contemplo, medito, transformo.
La poesía me permite la creación de una nueva realidad.
Se puede partir de cualquier lugar. Y eso me parece maravilloso.
A veces esos “lugares” vienen a mí, otras, salgo en su búsqueda.
A veces intento la explosión de los objetos contemplados,
Otras describo las imágenes que tengo, estando despierta
o las de mis sueños o ensoñaciones.
Valoro la ironía y el humor, también la manifestación de lo siniestro.
Me gusta jugar. Trato de disfrutar del proceso de escritura y
de mis textos en sí, aunque no siempre es posible. Puedo
sentir odio o amor por lo que escribo, alternativamente.
Y también sufro de ansiedad.
La poesía es de todos, está en todas partes y puede ser escrita por todos.

En días de luna llena aumenta mi inspiración.

Selva Dipasquale




Selva Dipasquale: nació el 8 de noviembre de 1968 en la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Publicó su libro "Camaleón" con la Editorial Tsé-Tsé en 1998 y una Plaqueta de poemas "Teoría de la Ubicación en el Espacio" con el Grupo Seis Sellos, en 1996, ambas editoriales de Buenos Aires. Integra las Antologías de Poesía Joven Argentina: "En la fisura", Buenos Aires, Ediciones del Dock, 1995 (selección Daniel Freidemberg) y "Monstruos" publicada por el Centro Cultural de España (ICI) dependiente de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) y el Fondo de Cultura Económica (selección Arturo Carrera). En el 2001 obtuvo 2 becas en otorgadas por la Fundación Antorchas de su país: Taller de Poesía y Residencia en el Banff Center for the Arts (Canadá) durante los meses de septiembre a noviembre para finalizar un libro de poemas. Actualmente reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Artocarpa





Atrapé a la gula por una trenza
y me la senté en las rodillas.
Cómo pesaba.
Su cabello de chilacayote;
sus pómulos de mazapán barnizado,
con perfectos círculos cereza;
su sobaco, al abrazarme, fragante a aperitivo.
Era bastante pazguata, la pobre.
—Ea —le dije, simulando satisfacción—, te quedas y,
como la sabiduría popular previene que
la mujer en casa, y con la pata rota,
tú dirás cuál te quiebro, de preferencia
por la mitad. Ocupó entonces mi asiento,
extendió una como Felipe II, yo
procedí— y oh, sorpresa:
sonó (y sentí) como si partiera una excelente barra de pan.

Edipo al cubo




Con dos tijeretazos cayó su pantycelyn
y la contemplé desnuda, canosa por encima y la mitad,
curva como un signo harto interrogativo,
apoyada en el bastón de magnesio
sobre un montón abundoso de ropa sórdida.
La empujé al box-spring y temí por su esqueletamen;
fue arduo lograr que subiera las piernas
pero era excitante aquella risa cascada al intentarlo.
Advertí asimismo que los pies edematosos eran suyos, no míos:
inconsecuencias del mundo sublunar.
Nunca se tienen ochenta años en balde,
warte nur, balde-
::::::::::::::::::::mas tampoco anticipemos.

Besé la boca de tanino arcaico,
avanzando la lengua por una brecha de dientes faltantes
::::::y adyacentes;
compilé un seno con ambas garras,
lo plegué sobre sí mismo dos veces a lo largo antes de estatuirlo,
y entre un acceso de tos (productiva) de doña Violante
tres dedos míos le exploraron el pabellón de un oboe sumerso,
forrado interiormente de papel de china.
Descendí entre aquellas rodillas arrugadas como codos:
luego de haber hipotecado mi tolemaico existir
(si bien no en este orden)
por el olor amazónico de alguna criatura trecena,
el agreste del cuarto o quinto lustro,
el monárquico (y constitucional) en la especie madura
—ahora olía igual que cuando uno acompaña a los condenados
::::::rumbo al auto de fe
y en el cortejo se cuela un chivo poco expiatorio y las beatas
::::::::::huyen batiendo sus tocas.
Ella tiritaba como una itzcuintla, tiritaba pese a mi pasión,
expuesta en cueros a las intemperies de la discreta lámpara,
y yo, atosigado al adherir a su natilla de carcoma el
::::::::::vigésimo timbre postal,
le salté súbito encima, loco puma,
y cubrirla, estrujarla, gritarle mi pío al oído (hasta
::::::que entendiera).

Mientras yo la embestía sin cuartel,
ella, con un pulgar y el índice,
se meneaba un colmillo flojo, color ocre,
y crujía toda del dolor agridulce, retorciéndose,
cuchicheando frases truncas entre carrasperas
hasta que, al aproximarse a la cima,
consiguió arrancárselo,
se realmió una raya de sangre, lo toró sobre mi hombro
—y me detuve en seco,
pues sonó que rompía algo de cristal fino, tal vez una ilusión.
Corrí a encender la luz del techo, busqué a gatas, pero
::::::nada hallé.

Ignorancia

Cuando se quita del labio usted el epíteto escupiéndolo
:::::::::::al rostro de la amada,
siente usted que ha cumplido, hasta que le sale otro,
:::::::::::v. gr. de tabaco,
y el proceso se repite ad nauseam.
Lo malo es esa manigua poblada de grillos y leopones,
:::::::::::esa insuflación de burbujas en el tuétano
—en una palabra, todo lo que hormiguea, desazona
:::::::::::un rato y hace amanecer los lunes
pensando
cómo será que a mis tíos y tías los poetas
les escurre lo que relatan
y viven para contarlo.

Gerardo Deniz


Gerardo Deniz nació en la ciudad de México, en 1970, con la publicación de AdredeDiálogos, la revista de Ramón Xirau). Libro abundante en sorpresas verbales y no pocas dificultades, "que al principio nos confunden pero que avanzada la lectura aceptamos de pronto", según escribió Ulalume González de León, lectora excepcional de ese primer texto. A diferencia de la mayoría de los críticos que se han ocupado de su obra, considerándolo excéntrico y "de vanguardia", esta autora mostró que la poesía de Deniz se inscribe en la tradición poética de Occidente: la multirreferencialidad tiene la edad de la poesía, los poemas multilingües son de raíz medieval, la incorporación del lenguaje científico es parte de la vieja tendencia a ensanchar el vocabulario poético, etc. (Vuelta, agosto 1978). En su siguiente libro —Gatuperio, 1978— radicalizó sus recursos: una soberbia libertad de sintaxis, un continuo cambio de registros en su habla, una adjetivación insólita. Su humor apareció entonces en plenitud: irónico, sarcástico, negro en ocasiones, cruel cuando la situación lo amerita, un humor ácido, paródico, sumamente escatológico, siempre al servicio de la inteligencia. Sus blancos predilectos los enumeró, a propósito de su tercer libro (Europa, 1986), Aurelio Asiain: "La presunción vana de los poetas, la estupidez erudita, los delirios del pensamiento doctrinario, la mala fe de las buenas conciencias, el desamor, la hiel negra de las ciudades, las vejaciones de la burocracia, la naturaleza 'Sucia del ser humano'". En Picos pardos (1987) ensayó una suerte de poema novelesco, con un escenario reconocible y un tramo lógico y delirante a un tiempo. "Todo el arte puesto —escribió Eduardo Lizalde— al servicio de la literatura más admirablemente resistente; lo poético más magistral y voluntariamente mal manufacturado." A Picos pardos le seguirán MansalvaGrosso modoAmor y oxidente (1991), Mundonuevos (1991), Op. cit.Ton y son (1996) y LetritusDiccionario de autores latinoamericanos, "lo más atractivo de su obra son los poemas largos, o series de poemas, en los que actúan y dialogan algún personaje histórico o literario y un interlocutor menos ubicable (el Capitán Novo y un tal señor Aronnox en Gatuperio, Comille Flomarion y un señor Spero en Amor y oxidente) en lo que terminan siendo verdaderas novelitas filosóficas pobladas de aventuras, que pueden releerse indefinidamente (porque nunca se las termina de entender), siempre con placer". Más tarde publicó un formidable libro de extraños relatos, Alebrijes (1992), el volumen de heterodoxos ensayos Anticuerpos (1998), el autobiográfico Paños menoresPoemas (2000), una original colección de poemas acompañados de sus respectivas exégesis: Visitas guiadas (2000) y Fosa escéptica (2002). (o tal vez dos años antes, al publicar "Tres poemas" en (1987), (1992), (1988), (1996). A decir del novelista argentino César Aira, autor de un notable (1999), una antología poética bilingüe:Poemas (2000), una original colección de poemas acompañados de sus respectivas exégesis: Visitas guiadas (2000) y Fosa escéptica (2002).

Coral Bracho


Coral Bracho, MÉXICO (1951). Escritora mexicana. Nació en la ciudad de México. Profesora de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México, ha trabajado en la elaboración de un diccionario del español hablado en su país y ha formado parte del consejo de redacción de la revista La Mesa Llena. Su poesía vincula el plano de la metáfora con la transfiguración erótica y para ello se sirve del tránsito y la mezcla de los reinos mineral, vegetal, animal y humano. El poeta Néstor Perlongher, en su antología Caribe transplatino, cita a Coral Bracho como uno de los ejemplos de poesía neobarroca latinoamericana. La escritora obtuvo en 1981 el premio de poesía de la Casa de la Cultura de Aguascalientes con el libro El ser que va a morir. Ha publicado también Peces de piel fugaz (1977), Tierra de entraña ardiente (1992, en colaboración con la pintora Irma Palacios) y Jardín del mar. Han sido editadas dos recopilaciones de sus poemas: Bajo el destello líquido y Huellas de luz.

Ha traducido, entre otras obras, Rizoma, de Gilles Deleuze y Félix Guattari, y Apuntes angloafricanos, de Doris Lessing. En el año 2000 fue becaria de la Fundación John Simon Guggenheim; por Ese espacio, ese jardín obtuvo en 2003 el Premio Xavier Villaurrutia. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte. (Fuente: Fundación Metáfora)

Oigo tu cuerpo


Oigo tu cuerpo con la avidez abrevada y tranquila
de quien se impregna (de quien emerge,
de quien se extiende saturado, recorrido de esperma) en la humedad
cifrada (suave oráculo espeso; templo)
en los limos, embalses tibios, deltas,
de su origen; bebo
(tus raíces abiertas y penetrables; en tus costas
lascivas -cieno brillante- landas)
los designios musgosos, tus savias densas
(parvas de lianas ebrias) Huelo
en tus bordes profundos, expectantes, las brasas,
en tus selvas untuosas,
las vertientes. Oigo (tu semen táctil) los veneros, las larvas;
(ábside fértil) Toco
en tus ciénegas vivas, en tus lamas: los rastros
en tu fragua envolvente; los indicios
(Abro a tus muslos ungidos, rezumantes; escanciados de luz)
Oigo en tus légamos agrios, a tu orilla: los palpos, los augurios
-siglas inmersas; blastos-. En tus atrios:
las huellas vítreas, las libaciones (glebas fecundas),
los hervideros.

¿le puedo hacer una pregunta?




"¿Le puedo hacer una pregunta?"

El sol transcurre entre las nubes
como tibia cascada. Estamos encima de ellas,
encima de la tierra y el mar
y el cielo es una vasta
plenitud sostenida. "Una pregunta,
óigame bien:
¿Si a usted,

si a usted le hubieran consultado...?"
Como los ojos suaves de esta niña ante el mar,
como su calma nítida.
"¿Le puedo hacer
una pregunta?"

(Un asiento adelante
el gris luido de la cortina encubre
este mar silencioso.)

Miro sus ojos a contraluz,
fijos e inquietos
y casi secos.
"¿Si a usted...?"

Veo el metal, su perfil,
entre la trama blanca. El azul.
Cambios de matiz, de textura, en el caudal
de la cortina. La cabeza que escucha,
que voltea "¿Quiere algo de tomar?"

Sus ojos, tercos, me ven de frente:
"¿Si a usted,
si a usted le hubieran preguntado
si quería o no nacer?"

"Haga la prueba –me dice–,
pregunte también usted; a sus parientes,
a sus amigos;
¿y usted, sí, usted –ojos ariscos
y brumosos frente al arco de luz–
qué hubiera dicho?"

Sombra


Por la sombra
que formulan los pliegues
sobre el muro de cal
nadie descifraría la forma de esta apacible
cortina azul:
triángulos, fauces, crestas,
estalactitas, bloques agudos
y caóticos.

La penumbra del cuarto


Entra el lenguaje.

Los dos se acercan a los mismos objetos. Los tocan
del mismo modo. Los apilan igual. Dejan e ignoran
las mismas cosas.

Cuando se enfrentan, saben que son el límite
uno del otro.

Son creador y criatura.
Son imagen,
modelo,
uno del otro.

Los dos comparten la penumbra del cuarto.
Ahí perciben poco: lo utilizable
y lo que el otro permite ver. Ambos se evaden
y se ocultan.

Una avispa sobre el agua


La superficie del agua es tensa
para una avispa,
es un sendero múltiple fluyendo siempre
como el tacto del tiempo
sobre la hondura quieta
de un corto espacio.

Corto es el tiempo
en que flota; corta
la distancia en que gira
por incesantes laberintos,
remolinos inciertos, llamas,
y transparencia
inextricable.

Imagen al amanecer



El agua del aspersor cubría la escena
como una niebla,
como una flama blanquísima, dueña
de sí misma, de su brotar cambiante, de su pulso
ritual
y cadencioso.
Un poco más allá y más allá hasta
tocar las rocas. Lienzos de sol
entre la cauda humeante; lluvia de cuarzo; interno
oleaje
silencioso. Un mismo
denso
movimiento lo centra; lo ahonda
en su asombrado corazón. Profundo, colmado
vórtice.
Renace, tenue, su palpitar. Marmóreo y lento
borbollón luminoso.
Un poco más allá, más allá, su tacto límpido
se estremece. Son remanso
las rocas
a su enjambre estelar, a su incesante,
encendida nieve. Por un momento se cubre
con su seda el jardín. Suavemente
los troncos ceden
y van tendiéndose sobre el pasto;
largas sendas oscuras bajo el tamiz
que inunda el amanecer. Cuando su lluvia
se ha expandido hacia el este
pesan menos las sombras
y los troncos se adensan y se levantan.
Vuelve entonces el arco
a resplandecer. Una llama reciente nubla la escena,
un olor de magnolias
y rocas húmedas.

jueves, 24 de julio de 2008

Invitación



Muchachos, los invito cordialmente a publicar en el blog. Sólo 10 personan me han mandado su gmail y creo que somos más que 10. Los que no lo hagan van a quedar debajo de la mesa, pues únicamente se puede publicar acá con una cuenta de gmail.

Espero que me manden pronto sus correos y nos vemos el lunes.

Abrazos mil

A

Opening


Muchachos, con esta imagen inauguro nuestro nuevo blog.
Espero que me envíen pronto sus mails para que puedan administrarlo junto conmigo. Es fundamental que se creen cuentas de gmail, porque de lo contrario no podrán administrar el sitio. OJO con eso!!.
Por lo pronto, subiré en esta página varios enlaces que nos servirán para las tareas que ha dado Germán, se escribirán acá los trabajos a realizar para las futuras sesiones así que les agradecería que me refrescaran la memoria porque tengo cabeza de pollo!!!
El nombre del blog tuvo que ser cerro 15 por que todos los otros nombres tentativos que tiramos en clases ya estaban ocupados (no había disponibilidad) y pensé que este sería recordable, porque es lo único en conjunto que tenemos, todos lo conocemos y buehhh no pude ser más creativa por el momento. En todo caso, no se preocupen, pues todo está sujeto a cambio en blogger y se puede modificar desde la template (lo que sería una puta joda) hasta la dirección url así que todo bien.
Cualquier aporte se agradece.
Un abrazo a todos y espero que les guste

A.