Bebiendo en el bar de Oscar
me encontré con Pablito a mi lado
tenía cara de calavera y no podía más.
Le bastaba compartir a las estrellas todas las noches,
mas no a Galaxia. Supe a quien se refería.
A este cabro lo conocí de pequeño
cuando le daba algunas monedas.
Aún no veía humo ni se distorsionaban los trazos de las formas,
supongo que estuve cuerdo
y cuerdo le dije que le dijera:
"o dejas ese trabajo de mierda o te mato"
y le pasé mi navaja de filo cuando ya no estuve tan cuerdo.
El tiempo lo vertió todo en mi vaso de vino vacío.
Pablito se desvaneció de mi lado.
Me había dicho que iba donde Galaxia
y mi mente cinematográfica reprodujo a ese hombrecillo
entrando a la remolienda, deleitándose con la piel de la putita,
Al día siguiente lo vi; me devolvió el cortante
con su hoja reluciendo húmeda y rosada
pero de la putita no he sabido ni le pregunté nunca más.
Creo que hoy al fin la veré.
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