viernes, 25 de julio de 2008

Un día Oropélida decidió tirar la casa por la ventana. Varios vecinos murieron bajo el peso de las cacerolas. Y cuando lanzó el lavarropas se derribó un pino sobre una casa. El barrio fue declarado en emergencia.
Oropélida se salvó de ir a la cárcel alegando problemas psicológicos pero nunca escarmentó.
Nadie se explica por qué en días de luna llena aparece en la vereda un trapito rejilla
nuevo.


Yo vi una noche a Oropélida inmersa en su rito:

se perfuma despiadadamente

desnuda, sale al balcón

mira sin mirar

tira algo

propio o ajeno

(si es querido mejor)

cierra los ojos para no sentir vértigo

y se ratifica que

ningún acto de amor

es posible.

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